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De Palas de Rei a Melide – Diario de un peregrino

Con la ruta de Palas de Rei a Melide entramos en nuestro tercer día del Camino de Santiago. La de hoy va a ser una etapa corta comparada con la de ayer. Tan solo 15 kilómetros que podremos completar sin problema para llegar a Melide a la hora de comer. Y es que hoy, el mantra que guiará nuestra jornada será “comer pulpo en Melide, comer pulpo en Melide” y así todo el camino.

Esta pasada noche estuvimos durmiendo en Casa Roan, a las afueras de Palas de Rei, donde José Manuel y su mujer ofrecen un trato cercano y atento a sus huéspedes. Los pasan a buscar por Palas y al día siguiente los devuelven al mismo lugar de recogida, “así no hacéis trampas” me señalaba hoy José Manuel. Menudo hartón de comer me pegué ayer… ensalada a lo grande, filete de ternera, pimientos del padrón, patatas fritas caseras y huevos fritos. Helado para finalizar. Por cierto, el hórreo que publiqué en el resumen del segundo día, y que también publico ahora, se ubica en su jardín.

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En fin, arranco la jornada algo tarde, ya que mi móvil se cayó al suelo y al reconfigurarlo me cogió la hora de las Canarias. Lógicamente, dormí una hora más de lo previsto (o una hora menos en Canarias). Las temperaturas bajaron y el calor se hizo mucho más soportable. Además, esta etapa ofrece abundantes zonas de sombra, por lo que el riesgo de insolación cae en picado.

Las primeras peregrinas que encuentro de Palas de Rei a Melide

Al poco de salir, las primeras dos peregrinas que encuentro son madre e hija de nacionalidad francesa. A la madre la veo sumamente apurada en la subida, así que reduzco mi marcha y lo hago por dos motivos. El primero para no despeinarla (en serio, pienso que la cena de ayer me dió superpoderes). El segundo para empatizar en la medida de lo posible con su notable sufrimiento. Y es que fastidia bastante ver que no puedes con tu alma y que alguien te rebase como si fuera llano. Así que la adelanto lentamente, expiro fuerte (quizás incluso excediéndome en la dramatización), detalle que ella agradece con su sonrisa. Continúo así hasta llegar a la primera curva. Una vez desaparezco de su campo visual apretó el botón que me permite saltar a velocidad de hiperespacio (los seguidores de Star Trek me entenderéis). En mi caso, hablamos nada más y nada menos que de situarme en una velocidad de crucero de 450.000 milímetros por hora!!

Pronto llegamos a San Xullán, un pequeño y acogedor pueblo, donde sólo hay un albergue (el Abrigadoiro). También hay una preciosa iglesia románica del siglo XII (necesitada de cuidados por las numerosas humedades interiores). Aprovecho mientras me sellan la credencial para hablar con el Misionero laico que recibe a los peregrinos. La trama de la charla no es otra que la necesidad de apostar por un turismo sostenible, cosa que va en beneficio de todos, clientes, negocios y pobladores de los diferentes destinos.

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Negocios que viven según la máxima del “aquí y ahora”

Saliendo de la iglesia, entro en una pequeña tienda dividida en dos espacios, en uno ofrecen shiatsu y en el otro manualidades. Quiero recoger tarjetas pero no tienen, apuntar su Web y tampoco, el motivo es que quieren «vivir el ahora” y cuando alguien reserva algo se anticipa al ahora, por lo que se sale de su filosofía. Me da un teléfono pero me advierte que miran de no cogerlo por el mismo motivo… así que quizás en nuestro próximo encuentro (en el programa de septiembre), decida que vamos a vivir ese “ahora” y reclamaremos 12 masajes, sin cita previa, aunque solo sea para ver qué sucede.

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Continúa la ruta por agradables y poco concurridos senderos (que gozada el día de hoy) y volvemos a hacer una breve parada en Leboreido, donde entramos en su iglesia de Santa Maria y, a la salida del pueblo, cruzamos su bonito puente medieval. Faltan solo 5 kilómetros para Melide.

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A partir de aquí ya las señales de civilización se hacen más presentes, pero tampoco se trata de un cambio dramático, enseguida volvemos a entrar en zona de bosque hasta llegar a Furelos, con su espectacular puente también de la época medieval y variedad de establecimientos para comer.

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Llegando a Melide

A tan solo un kilómetro para Melide, el sol ya cae con más fuerza y las sombras escasean. Eso sí, encontramos diversas fuentes en el recorrido. Una vez en el núcleo urbano entramos en una de las dos pulperías más famosas de Melide, con capacidad para muchísimos comensales. El plato obligatorio es la ración de Pulpo (Polbo) con acompañamiento aparte de patatas hervidas. Todo condimentado con pimentón picante y sal. Una delicia que tenéis que probar.

Por la tarde, después de la siesta de rigor, paseo por el centro del pueblo (casco antiguo pequeño pero acogedor) y para cenar me dirijo a Casa Alongos, un pequeño restaurante con terraza y jardín cercano a las pulperías, donde se pueden comer platos vegetarianos y así compensar el exceso de proteínas del mediodía. La familia que lo regenta es gente amable a la que le gusta el trato con el público. Quedó pendiente probar sus hamburguesas de pulpo, quizás también en septiembre será una buena ocasión.

Espero que te haya gustado el relato de esa tercera etapa que va de Palas de Rei a Melide. Lee también que pasó a la SIGUIENTE ETAPA y apúntate a cualquiera de los Caminos que te ofrecemos desde Creative Rural.

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