Los cátaros en la Cerdaña
Antes de hablarte de la presencia de los cátaros en la Cerdaña, debes saber que eran ciudadanos de espíritu libre que vivían en los condados occitanos (Sur de Francia). Ese espíritu libre junto al mensaje evangélico cátaro y cierta soberanía tributaria, hacía peligrar el dominio religioso y vasallaje tributario que la iglesia católica romana ejercía sobre la Europa de la época. Por ese motivo, junto al Rey de Francia, acabarían lanzando una cruzada genocida de cristianos contra cristianos. Con la victoria del Papa de Roma (Inocencio III), se lograría acabar con una iglesia cristiana independiente muy arraigada en Occitania y cortar el paso a la creciente expansión catalana hacia el norte.
En esta guerra Santa, donde intervinieron ejércitos mercenarios contra los herejes occitanos, se arrasó el Languedoc y conquistó el País Occitano. Pero esta guerra supuso una gran pérdida no solo para el País Occitano, sino también para Cataluña, ya que el Rey Pedro el católico, en defensa de Cataluña-Aragón y de sus vasallos occitanos, se enfrentó a Roma y a París, lo que acabaría en la Batalla de Muret (también llamada cruzada albigense, librada el 12 de septiembre de 1213), donde las tropas catalano-aragonesas y occitanas sufrieron notables pérdidas (ochenta caballeros muertos y heridos en la defensa del Rey, así como un número elevado de peones), y donde también acabó muriendo el Rey Pedro el católico.
El Catarismo
El catarismo promovía vivir la iglesia y la fe desde la espiritualidad y la caridad. Así és como era vivido e interpretado el cristianismo en sus orígenes. Se rechazaba el materialismo, la idolatría, los valores feudales y, sobre todo, la arrogante, corrupta y jerarquizada organización de la Iglesia Romana.
Los cátaros, también llamados “Buenos hombres y Buenas damas” rechazaban los templos y las catedrales. Eso es debido a que Dios solo reside en el corazón de los fieles. Sus misas se oficiaban sobre una mesa o cualquier piedra, con una toalla blanca encima de esta. A ello se añadía un ejemplar del Nuevo testamento traducido al occitano (aspecto prohibido por Roma). Rezaban el Padre Nuestro y distribuían el pan entre los fieles, emulando los primeros tiempos del cristianismo.
Los predicadores se llamaban “puros y ancianos”, aunque los inquisidores más adelante los llamarían “perfectos”. Dichos perfectos también podían ser mujeres (algo del todo insólito para la época). Las buenas Damas se podían reconocer del resto de mujeres ya que llevaban el cabello recogido y escondido. Si bien los puros o perfectos eran sometidos a estrictas reglas de renuncia a cosas materiales, relaciones sexuales o consumo de carne, el catarismo era muy tolerante con los fieles. Los buenos hombre y damas eran gente humilde y austera, pero culta y muy preparada. De hecho, monasterios enteros se acabaron pasando al catarismo. La tolerancia del catarismo atrajo a todas las capas sociales: señores, caballeros, burgueses, mercaderes, campesinos y, por encima de todo, mujeres.
La huida de los cátaros a la Cerdaña
Cuando la cruzada comenzó a hacer estragos, muchos nobles y cátaros occitanos buscaron refugio en casa de sus parientes y amigos en el Rosellón, la Cerdaña, el Berguedá y el Alt Urgell. Los cátaros fueron bien acogidos en la Cerdaña y en otros terriotrios, ya que representaban capital, fuerza de trabajo y de repoblación para la reconquista a los sarracenos. Además, la estructura social catalana y occitana presentaban muchas similitudes, lo que ayudó a una fácil integración.
Muchos autores sugieren que Bellver de Cerdaña fuen un importante punto de paso de los cátaros en la Cerdaña que, en huída de la sangrienta cruzada, buscaban refugio y protección de los señores de Gósol, Josa y Castellbó.
El señor de Castellbó …
Arnau de Castellbó mantenía, en alianza con los Condes de Foix, una larga lucha contra la creciente hegemonía del bisbado católico de la Seu d’Urgell. El año 1198, según relatos (quizás poco fiables o manipulados por la iglesia católica) Arnau de Castellbó profanaía y saquearía buena parte de las igesias de la Cerdaña, entre las cuales figuran la de Coborriu y la de Pedra.
Arnau de Castellbó participó también en la batalla de Muret, al lado del Rey Pedro el católico y del Conde de Foix. Su hija Emerssenda contrajo matrimonio, a la edad de quince años, con el conde de Foix, Roger Bernat II en el año 1208. Dio asilo a los cátaros e impidió los procedimientos eclesiásticos contra éstos. Eso reforzó su enfrentamiento con el Bisbado de la Seu d’Urgell y su compromiso con el catarismo.
y su hija Ermessenda
Ermesenda de Castellbó, se convierte en el catarismo siguiendo los pasos de su padre Arnau, aunque éste al final de su vida se reconcilia con el estamento católico. Participa Ermesenda en las guerras contra Simón de Montfort, acogiendo a la diáspora cátara tras la Batalla de Muret, que tras los desastres en la cruzada contra los cátaros, tanto los castillos como los pueblos son protegidos por los nobles aunque éstos no fueran discípulos del catarismo, pero si empatizaban con ellos.
La vizcondesa era culta, cuidaba la educación de las niñas, con otras mujeres cosía y tejía lana para los necesitados, tal y como lo había aprendido de Arnaldeta, su madre, que casó con Arnau viuda de Bertrand de Tarascó , de tierra y educación cátara. Sus castillos y pueblos fueron cobijo y protección de los nobles cátaros fugitivos del Languedoc. Con el conde de Foix construyeron fortificaciones situadas estratégicamente para aislar la Seu y garantizar los valles andorranos como un lugar seguro para el catarismo.
Ermesenda de Castellbó antes de morir en 1237, recibe el Consolament (imposición de manos del ritual cátaro) convirtiéndose en perfecta cátara. Después de esto unos años más tarde se convierte en un pasaje inquietante y terrorífico, por parte de la Inquisición, algo frecuente, protagonizado por el Inquisidor General de Cataluña, llamado Pere de la Cadireta, quien ordena desenterrar los cuerpos de Ermesenda y su padre Arnau, depositándolos sobre una pira y quemándolos hasta convertirlos en cenizas, que son dispersadas por el viento; Los habitante de Foix indignados, perdicen al inquisidor, y explica la leyenda que le hacen sentar en una “cadireta” sillita (de ahí el nombre de Cadireta) lo atan a la misma, apedreándolo hasta acabar con su vida.
Con la iglesia hemos topado!
La diócesis de la sede de Urgell, por interés propio, contribuyó a tratar de desprestigiar el nombre de los cátaros. Encontramos un ejemplo con un documento del Archivo Capitular de la Seu d’Urgell. Allí se recoge de manera sistemática todos los agravios cometidos por Foix y Castellbò contra los bienes y dominios de la Iglesia de Urgell. En 1198, la iglesia de Sant Serni de Coborriu, fue saqueada por los albigeses que se llevaron tres libros, ropas del párroco y los adornos. Según la tesis de la iglesia de la Seu, hubo una invasión catara, que cometieron actos sacrílogos en tierras de la Cerdaña.
La iglesia de la Seu hace referencia al saqueo de la catedral de la Seu d’Urgell por Ramon Rogerde Foix. El episodio que tuvo lugar entre 1195 y 1196. A continuación, se inicia una larga serie que hace referencia al saqueo sistemático de un gran número de templos del condado de la Cerdaña. Dicho saqueo es atribuido a las tropas de Roger Bernat II de Foix y del vizconde Arnau de Castellbò. La Iglesia de Urgell detalla las pérdidas materiales, económicas y humanas provocadas por los asaltantes sobre treinta iglesias cerdanas. Todas ellas situadas entre Coborriu de Talló y Sallagosa. Al final de la relación, incluso se introduce una estimación del valor de los daños causados en 50.000 sueldos. Aparte, se describen las penas de sacrilegio, a razón de treinta libras cada una.
La Mujer cátara
La mujer cátara podía ser nombrada Perfecta, nombramiento en principio reservado a las clases nobles. Primero tuvieron preferencia de las viudas, con derecho a estar acompañadas de sus hijas, sobrinas y amigas, que fueran solteras. Las mujeres cátaras Perfectas constituyeron una especie de matriarcado, gozando de una igualdad respecto a los hombres. Era una forma de integrarse en una sociedad equitativa, contrastando fuertemente con el mundo cristiano, que mantenía a la mujer en un escalón muy inferior.
La mujer cátara nombrada Perfecta, podía incluso dar el “Consolamentum” a los moribundos. Sin embargo, no se les permitía acceder a un estatus superior como sería el diaconado o obispado. Sus ocupaciones principales y preferentes eran trabajar como enfermeras, educadoras de las jóvenes de buenas familias, artesanas o incluso directoras de estos mismos talleres. Sin embargo, tampoco tuvieron la “liberalidad” alcanzada en los tiempos actuales.
Como privilegio para una mujer cátara, asimismo para el hombre, era la creencia de que después de la muerte, y en función de la “metempsicosis” reencarnación, se transformarían en asexuados, bien pudiendo escoger a la mujer cátara, ser hombre , o ser mujer.
El Camí dels Bons homes pasa por Sant Serni de Coborriu, Talló y Bellver de Cerdaña. Pero también encontraremos referencias en el Valle de Querol. Puigcerdà ya existía en la época de Arnau de Castellbò y su hija Ermesenda. Los cátaros de la Cerdaña fueron pobladores que seguro echaron raíces en este territorio.