En familia

Viajar en familia aporta a los niños grandes beneficios para desarrollarse social y emocionalmente, y les genera una nueva actitud ante la vida y hacia los demás. A través del viaje, nuestros hijos disfrutan de buenos momentos en familia, desarrollan un pensamiento más racional, reflexivo y crítico y, además, adquieren nuevos valores y habilidades de tipo emocional y social.
Viajar aumenta la capacidad de observación, verán nuevas realidades, conocerán personas diferentes, nuevas culturas, nuevos idiomas, nuevas maneras de hacer… Esta visión de otras realidades potenciará el sentido aventurero de los niños, querer conocer y descubrir nuevos lugares. En definitiva, destapará su curiosidad. También aprenderán a ser más respetuosos y tolerantes con los demás y con el medio ambiente.
Aunque la organización del viaje y maletas pueden causar agitación, una vez que hayas llegado a tu destino, todo es pura relajación. La fuerza y energía recuperadas en las vacaciones hacen que la vida diaria parezca mucho más asumible incluso semanas o meses después de haber reenganchado con la rutina habitual. Esto vale para todos los miembros de la familia, sean adultos o niños. Relajándose juntos cargáis las pilas y os aseguráis un correcto funcionamiento de vuestra dinámica familiar cuando regreséis.











